Cito: «Si usted trabaja para un hombre, ¡por Dios!, trabaje para él, hable bien de él y sea fiel a la institución que él representa. Si usted tiene que murmurar, condenar o encontrar faltas constantes, entonces es mejor que renuncie a su puesto y cuando esté fuera, dé rienda suelta a la maldad de su corazón, pero mientras sea parte de la institución, ¡no lo censure! Si lo hace, la primera ráfaga de viento que pase se lo llevará y probablemente usted nunca sabrá por qué.» – Thomas Hubbard
Fue hace muchísimo tiempo que Hubbard escribiera estas corticas líneas, que desde entonces han recorrido el mundo y sido traducidas en más de 100 idiomas y dialectos. No es casualidad, ni porque rime, ni mucho menos porque sea una clave efectiva para conquistar a una hermosa mujer.
Quiero compartir estas cortas líneas con mis amigos y conocidos, a quienes agradezco su visita a este blog, y el motivo ya se los relato: En el año 1999, cuando ingresé a la Escuela Militar, aprendí una serie de valores, doctrinas y otros fundamentos morales que agradeceré hasta mi último suspiro. Uno de esos valores fue la LEALTAD.
Me llama la atención este tema porque en los últimos años he incursionado en la vida civil, normal y silvestre, donde la LEALTAD es un punto invisible entre nosotros. Dentro de los cuarteles, muchas personas en todos sus grados y jerarquías obtienen la LEALTAD de sus superiores y subalternos por varias vías, ya sea trabajando con mucho esfuerzo o por infortunios de otros. El resultado es que prevalece la LEALTAD.
Pues bien, al salir un poco de la cápsula de los cuarteles hacia la vida cotidiana, me doy cuenta de que esa palabra casi ni existe, nadie casi la conoce, ni mucho menos la toma en cuenta y mucho menos la practican. Lo difícil en este país al emprender un negocio es conseguir una persona que conozca la LEALTAD y el compromiso hacia lo que se está haciendo.
Bueno, para explicarme en otro punto de vista, las domésticas, es difícil casi imposible encontrar alguien leal, lo recojo de mi entorno de amigos y familiares, lo que se escucha es: ‘no vino mas’, ‘no contesto mas el teléfono’, ‘se me perdió tal cosa de la casa’ y en su mayoría se las trataban como parte de la familia
Retomando el caso empresarial, medio que es mi nivel, lo que puedes palpar alrededor es que la LEALTAD es en base al dinero. Es decir, las personas le ponen precio a su LEALTAD, al que pague más o de quien me beneficie más, a ese le debo mi LEALTAD. Triste y lamentable, pero son experiencias vividas y recogidas de amigos y personas cercanas emprendedoras que muchas veces pierden las fuerzas por situaciones como esas.
Amigos, la LEALTAD es un valor que va más allá del dinero y los beneficios. Cuando un grupo de personas se unen para emprender un trabajo, debe existir LEALTAD, porque llegará el momento con la dedicación y constancia de cada uno de esas personas, se obtendrá el anhelado dinero que es el resultado de un trabajo en equipo efectivo para obtener nuestros objetivos en nuestra vida, que para la mayoría (menos para los diferentes) es una buena calidad de vida, un buen carro, una cómoda casa y una excelente educación para nuestros descendientes.
Pero si no entendemos que la LEALTAD nos dará una base fuerte a lo largo de nuestras vidas, difícilmente se logrará el objetivo. Para finalizar, quiero decirles que nuestro universo es muy complaciente con todos nosotros y nos da una y otra oportunidad una y otra vez. El detalle es saber escoger cuál de esas oportunidades son realmente las que van a complementar esa realización como persona y sobre todo como profesional. La LEALTAD es sencilla, se paga con LEALTAD, es en todas direcciones hacia tus superiores en jerarquía laboral, hacia tus iguales y hacia tus subordinados.
Es solo una opinión.