Hoy 27 de Julio de 2024, mientras caminaba por las polvorientas calles de nuestro barrio Virgen del Valle en Ciudad Bolívar, me encontré con mi tía Celia. Ella, con su característico pañuelo rojo y su espíritu inquebrantable, es una fiel seguidora de la revolución bolivariana. Nuestra conversación comenzó con temas triviales: el calor del día, las noticias del barrio y los recuerdos de nuestra familia. Pero pronto, como sucede a menudo, el tema se desvió hacia la política.
«¿Sabes por qué sigo apoyando a la revolución?», me preguntó, mirándome directamente a los ojos. «Es porque, a pesar de todo, creo en la justicia social que nos prometieron. Recuerdo cuando inauguraron el módulo de Barrio Adentro y cómo pudimos recibir atención médica gratuita. A mí no me dieron casa, pero me la prometieron, y vi que a unos camaradas sí les dieron. Nunca pensé que iba a estudiar en la universidad por mi edad, y tengo años en la Bolivariana. Ya no me dan becas, pero allí voy. Esos son logros que no se pueden olvidar.»
La escuché con atención, tratando de comprender su perspectiva. Para ella, los beneficios sociales que recibió eran un testimonio de los avances de la revolución. Mientras caminábamos, me di cuenta de lo importante que era para ella sentirse escuchada y respetada, aunque nuestras opiniones políticas fueran diferentes.
Entonces le dije: «¿Sabes por qué quisiera que hubiera un cambio en Venezuela?»
«Dime, Marito, ¿por qué quieres que nuestra patria se la entreguen a los capitalistas del imperio norteamericano para que nos opriman?»
«Tía, tengo 42 años y, como sabes, desde que tengo uso de razón quise ser militar. Mi mamá Hilda me disfrazó de Chávez pensando que era un héroe.»
Ella me interrumpió inmediatamente: «No pensaba que era un héroe, lamentablemente murió y no lo vio convertirse en el héroe que fue nuestro comandante eterno.»
«Tía, respeto tu opinión y en esta oportunidad te pido que me escuches con atención porque lo que va a suceder mañana no es cualquier cosa. Sabes que no hay nada que agradecerle a los políticos porque cumplir con sus promesas es su trabajo. Nuestro derecho es exigirles que hagan su trabajo, y nosotros como ciudadanos debemos cumplir con el pacto social que se llama CONSTITUCIÓN. Me hablas de Chávez y te pregunto, ¿sabes cuáles fueron las primeras cosas que nos enseñó a los venezolanos?»
«Claro que lo recuerdo, nos enseñó la participación protagónica y participativa del pueblo, él le dio el control absoluto del poder.»
«Y cuando dejó a Nicolás como su sucesor, ¿tú participaste y fuiste protagonista en esa elección? Si te enseñó eso, el deber ser no era convocar al poder popular para que las bases decidieran. ¿Qué piensas de eso?»
«Pues, pensándolo bien, sobrino, no participamos, pero como revolucionarios tenemos disciplina y le obedecimos.»
«Tía, sabes que buscando en la Historia encontré que un mandatario entregó el control de su país a otro. Fue en 1808, cuando el rey Carlos IV de España y su hijo Fernando VII permitieron que Napoleón controlara España y terminó expulsándolos. Eran considerados unos holgazanes, y sabes, me encontré a otro Chávez.»
«¿Y cómo vas a decir eso?»
«Te lo voy a explicar. Como sabes, desde adolescente juré arrodillado ante la bandera defender a mi país. Chávez, por desconfianza en los venezolanos, prefirió contar con Fidel, quien desde hacía años le tenía el ojo puesto al petróleo venezolano y con Chávez lo consiguió. Los cubanos empezaron a controlar la inteligencia, un extranjero controlando los niveles más altos del país, los registros, la salud, la educación. En Cuba no hay petróleo y ahora lo exportan. Los asesores cubanos son los que toman decisiones en la industria. Aunque cueste aceptarlo, toda la infraestructura petrolera es producto de la colaboración con el terrible Estados Unidos. Ahora nuestro orgullo nacional lo están desmantelando porque no me lo vas a creer, lo están vendiendo como chatarra con el asesoramiento irrestricto de cubanos, rusos, chinos e iraníes. ¿Qué prosperidad han traído al país?»
«No lo había visto así, sobrino, ¿cómo te lo puedo negar? Echar gasolina es un infierno, pero eso sí, no hay que olvidar las sanciones que ahogaron a nuestro país.»
«Tía, las sanciones empezaron en 2015. ¿Tienes idea de cuánto dinero entró desde 2002 después del paro petrolero hasta las sanciones?»
«No tengo idea.»
«Yo sí tengo una idea. Se puede estimar que Venezuela recibió aproximadamente entre 800 mil millones y 1 billón de dólares en ingresos petroleros entre 2002 y 2015. Países como Qatar y Dubai recibieron mucho menos que eso y lo invirtieron en su país. Nosotros pagamos deudas a países extranjeros porque teníamos un presidente que necesitaba tener reconocimiento a fuerza de dinero. Mientras tanto, ¿cómo estabas viviendo?»
«Bueno, sobrino, nosotros puras peleas entre bandos políticos, pero las sanciones sí nos afectaron.»
«Tía, estando sancionado, según algunos números que nunca sabremos ya que PDVSA nunca más publicó sus cifras, se perdieron 23.000.000.000 dólares. Imagina, tía, cuánto se pudo hacer con ese dinero en manos de personas que pudieran administrarlo correctamente.»
«Como te quito la razón. Me has hecho llorar, porque todo lo que me han dicho y por lo que he luchado, solo es para beneficio de un grupito. Sobrino, me molesta porque son los mismos y los ves en mansiones y en camionetones, y el pueblo resistiendo. No me lo han explicado de esa forma y ya tomé la decisión para votar mañana. Votaré por ti, por mí, por mis hijos, que no me queda ni uno en Venezuela, y todos los días rezo para que vuelvan. Vamos a volver a reunirnos bajo la mata de mango, a hacer un sancocho como lo hacíamos en los 90. Dios nos va a volver a encontrar y mañana va a ser el día de ese nuevo comienzo.»
5 comentarios
Maro te la comiste con esas Reflexiones al nombrar a tu querida madre q me costa q lucho por ti y tus hermanos ella siempre me decía mira loco con cariño yo por mis hijos soy capas de todo y en memoria de tu madre y la mía mañana nos jugamos la vida y la libertad y verlos regresar a ti a mis hijos a nuestro querido país y nuestro Barrio querido Virgen del Valle un abrazo y Bendiciones ante. GERARDO TORRES
Un gran abrazo tio gerardo, Dios nos tendrá misericordia.
Me hiciste recorrer por la historia. Tú relato y forma de narrare hizo ver las leyendas del Táchira . Búsquelo es ese estilo, narra un evento sencillo y de importancia de un pueblo . Excelente
muchas gracias por participar y por tu comentario
Excelente relato, una manera de que ese amigo, familiar o ser querido que alguna vez fue atrapado y engañado por la mentira roja, logre darse cuenta de lo que de verdad hicieron, porque hablar de realidad, es la que ya todos probamos y llegamos a vivir en nuestro país.